Descripción
— Para interpretar a ciertos hombres, la sociología basta.
La psicología sobra.
— La originalidad intencional y sistemática es el uniforme contemporáneo de la mediocridad.
— Hombre culto es aquel para quien nada carece de interés y casi todo de importancia.
— No hay que esperar nada de nadie, ni desdeñar nada de nadie.
— Todo acontecimiento asume su forma como resultante de todas las fuerzas que actúan donde se produce.
Todo desciende indirectamente de todo.
— La burocracia es uno de esos medios de la democracia que se convierten en uno de sus fines.
— Los partidarios de la sociedad igualitaria suelen ser siempre chiquitos.
— El órgano del placer es la inteligencia.
— Las frases son piedrecillas que el escritor arroja en el alma del lector. El diámetro de las ondas concéntricas que desplazan depende de las dimensiones del estanque.
— El escritor que no tenga baratijas intelectuales para la venta, no puede quejarse de su poco éxito.
— El impacto de un texto es proporcional a la astucia de sus reticencias.
— Cuando una época se atosiga con tópicos, nadie la cura con ideas.
— Cuidémonos de irrespetar al que posee la estupidez necesaria al correcto funcionamiento de las instituciones.
— El que no sabe condenar sin temor no sabe apreciar sin miedo.
— Las convicciones profundas se contagian en silencio.
— El volumen del aplauso no mide el valor de una idea. La doctrina imperante puede ser una estupidez pomposa.
— Lo personal en el artista no es la persona, sino su visión del mundo.
— El escritor que no ha torturado sus frases tortura al lector.
— Aun en filosofía, solo el estilo impide la transformación del texto en simple documento.
— No hay victoria espiritual que no sea necesario ganar cada día nuevamente.
— Los tres enemigos de la literatura son: el periodismo, la sociología, la ética.
— En la auténtica cultura la razón se vuelve sensibilidad.
— El arte no educa sino al artista.
— Monótono, como la obscenidad.
— El primer paso de la sabiduría está en admitir, con buen humor, que nuestras ideas no tienen por qué interesar a nadie.
— Los intelectuales revolucionarios tienen la misión histórica de inventar el vocabulario y los temas de la próxima tiranía.
— El imbécil no descubre la radical miseria de nuestra condición sino cuando está enfermo, pobre, o viejo.
— Amar es rondar sin descanso en torno de la impenetrabilidad de un ser.
—Hay quienes confiesan, sin avergonzarse, que «estudian» literatura.
— No amar en cada ser sino su porción divina.
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Los escolios anteriores fueron escogidos de Escolios a un texto implícito – Selección (Villegas Editores, 2001). Villegas Editores publicó en 2005 todos los Escolios en seis tomos de tela azul y letras doradas. Ambas ediciones e incluso una en inglés pueden conseguirse en: Villegas Editores – Nicolás Gómez Dávila
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Nuestro especial agradecimiento al maestro Benjamín Villegas por su beneplácito para publicar en nuestro blog esta selección caprichosa.