Description
Título original: Kalla mig Noah (2014, Albert Bonniers Förlag)
Traducción de Francisco J. Uriz
Edición bilingüe sueco-español 122 pp.
- Llamadme Noéo llamadme cualquier otra cosayo estuve en lo de la gran inundación
sobreviví.Tras la fuerza aniquiladora del agua
los nombres carecen de importancia
se tienen nombres por mor de la firmeza. - Desde el fondo de las aguas subían los muertos a la superficietransformadoslos peces nadaban
entre los muros de la ciudad.Yo, Noé
vi esto
me salvé de la muerte.Y ahora les voy a contar
lo que provocó costó la inundación:
cuatro de los barcos que yo conocía se hundieron naufragaron
además de muchas balsas
y otras cosas que no tenían gran fuerza para flotar.Teníamos siempre la lluvia encima de nosotros
no se veían las estrellas, cesó el viento
no sabíamos adónde dirigir el timón.
Y el día que estalló la tempestad
algunos fueron arrastrados contra las montañas y allí destrozados
las balsas hechas de carrizos y otras cosas
no aguantaban más.Por todas partes bebía la inundación
a los que aún buscaban salvación
bebía como el que ha estado mucho tiempo sin agua
bebe hasta apagar su sed de una fuente.Cómo surgió la pelea
el día que nos topamos con una balsa.Habíamos metido demasiada carga a bordo
y no podíamos cargar más
la madera seca había absorbido el agua
lentamente se hundía la borda en la superficie del agua
arreció el viento, las olas nos buscaban
Se acercaba una balsa con tres a bordo
más hambrientos que nosotros
y más cerca de la muerte
nos gritaban pidiendo que los salvásemos
los rechazamos.Estábamos enloquecidos de horror
vivíamos para vivir.Intencionadamente golpeé los nudillos de la mujer
que se aferraban a nuestra embarcación
los destrocé
golpeé insensatamente
salvamos nuestras vidas
condenamos sus vidas a la muerte.Las olas vinieron en nuestra ayuda
lavaron la sangre.Cerramos los ojos, callamos
tratamos de abrazar nuestra soledad y encontrar allí consuelo
pero allí no había más consueloYo estaba allí, mi mujer estaba allí
aquella a la que más tiempo había amado
Jafet que entonces aún vivía estaba allí
un criado estaba allí
así salvamos nuestras vidas.Un momento vimos los brazos, como luchaban
un momento vimos las cabezas
un momento nos lanzaron maldiciones a gritos
después tomó el relevo la inmensa garganta del agua.Cerré los ojos de nuevo
me volví hacia otro lado
como solía hacer.
Después llegaron las noches
llegaron las noches insomnes
entonces yo volvía a oír las maldiciones
me fui acostumbrando, me defendía.
Tarde o temprano llega el sueño
tanto al que maldice
como al maldecido.Todavía recuerdo
cómo pegaba y volvía a pegar.Cuánto habré
quemado y asolado después
cuando las guerras proliferaban de nuevo
de la verde ribera a la que llegamos
cuando el tiempo de la inundación hubo acabado
pero las manos de aquella mujer
a la que mandé al fondo de la lluvia
me vuelven a buscar más que ninguna otra cosa.Quizá ella me invita
a un matrimonio de odio
más hondo que el país donde penan los muertos
y yo no puedo dudar.